De todos los eventos bonitos que me quedan por enseñar de la temporada de verano, sin duda, este es uno de los más especiales. Durante meses lo he guardado, cual oro en paño, pero ha llegado el momento de compartir con vosotros todo el bonitismo de esta comunión de cuento.
Todas las mamás (los papás también, eh!) quieren que la comunión de sus peques sea un día especial. Buscan sorprender a sus retoños con algún pequeño detalle, algo que le arranque la sonrisa… y la mamá de Miriam, no era menos. Ella quería que su peque tuviese LA COMUNIÓN, pero a pocas semanas del evento y ya con todo contratado algo le decía que NO, que esa no era la comunión de su pequeña (y debía ser cierto, porque a esas alturas todavía no había oído hablar de mi…)
Tras darle vueltas al tema comenzó su odisea particular: decidió cancelar todo y comenzar de cero. Y así, casi sin querer, se tropezó con The godmother. Bueno, seamos justos, casi sin querer y gracias a Joaquín, del precioso Pazo de Lestrove.
El cuento de Miriam comenzó el día que conocí a sus papis, ‘buenrolleros’ a tope, lograron transmitirme desde el primer momento lo que buscaban.
¡Por fin, luz al final del túnel!- decía la cara de la mamá de Miriam, mientras escuchaba mi propuesta en nuestra segunda cita.
Para mi, pasó eso que sucede siempre un poquito y solo en ocasiones un mucho: me enamoré de la idea, y eso se vio reflejado en el resultado.
A Miriam le encanta leer, así que, la tan aclamada temática de princesas, derivó en los cuentos de princesas; en el cuento que preparamos para ella y que comenzaba con una mesa dulce en rosa, blanco y dorado.
Toda la repostería creativa: galletas decoradas, cupcakes y cake pops fueron obra de la genial señorita Cukie Cake, de Cukie Cake Project (que haría yo sin ella!)
Para la decoración del comedor opté por algo sencillo y elegante para las mesas de los adultos y con un toque bohemio para la mesa de las niñas, con sus coronas y sus tarritos de polvos mágicos preparados para transformarlas en auténticas princesas.
La transformación total en princesitas sería llevada a cabo en la zona de photocall, dónde un pequeño tocador hizo las delicias de las pequeñas. En esta misma zona coloqué un tutú para cada niña y los detalles que la pequeña repartió entre sus invitados.
Sin duda, esta hubiera sido la fiesta de mi infancia, esa que siempre soñé tener… pena que a mi me pille un poco mayor pero algo me dice que para Miriam también ha sido la fiesta de su infancia.
Sin duda una comunión de cuento, me imagino lo maravilloso que habrá sido para Miriam!!! Excelente trabajo!!! Besos
Muchas gracias, me alegro que te haya gutado!. Un besito!
Espectacular, como siempre!!
Gracias Smauf, un besaco!!!
que vou decir como pai de miriam.eres maravillosa
Moitas grazas Jose Angel, vós si que o sodes 🙂 un bico!