Ayer las redes sociales se llenaron de premios compartidos y a mi se me calló la lagrimilla al ritmo de una música entrecortada, mientras me sentía un poco Antonio, y un poco Manuel, y un poco yo misma… Que el año pasado compré mi primer décimo de lotería y lo dividí en 3 convencida de que tocaría, apelando a la suerte del principiante. Y no tocó y me desilusioné. Y compartí mi desilusión con las dos personas a las que había decidido regalarle una parte de mi primer décimo. Y nos reímos (ellos más) por lo mucho que había soñado en voz alta con todo lo que haría con mi parte (a estas alturas estaría escribiendo desde el estudio/shop bonito de The godmother ) mientras ellos dos me miraban con cara de ‘si, claro! estaría bien… si tocara’
Y en estas estaba yo ayer, preparando el post de hoy (que no era este) cuando recordé lo que me había llevado a comprar ese, mi primer décimo, y a compartirlo. Y la cosa es que la idea no estaba muy lejos de la de ese anuncio que promete emocionarnos durante las próximas semanas. La idea era que la fortuna es mayor si es compartida y había comenzado unos meses antes, cuando los papás de Yago me pidieron unas tarjetas para repartir entre los invitados al bautizo de su peque, podéis verlo aquí. La idea gustó tanto que me pasé la última quincena de noviembre y la primera de diciembre enviando estas tarjetas. Y en algún punto, no sé muy bien cual, me contagié y decidí que yo también quería compartir fortuna. Y no tocó, pero la ilusión y las ganas de compartir ganaron y este año repetirán y quien sabe, quizás en unos meses, esta vez sí, escriba desde ese estudio/shop con el que tanto he soñado.
Por si todavía queda algún despistado por ahí, aquí os dejo el enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=ei-_M_3aTyI&feature=youtu.be
Señores, queda inaugurada oficialmente la navidad, y la próxima semana llegará a la Shop!