50 años de amor

Cuando una relación empieza todo es especial, cada pequeño detalle se vive de forma diferente, se saborea más intensamente: el primer paseo, el primer beso, el primer desayuno… el primer TE QUIERO. La primera discusión se vive como si fuese la última y la reconciliación como si no hubiese un mañana.

Los comienzos son siempre maravillosos. Impresionar a alguien con la mejor versión de ti es fácil, sobre todo cuando ese alguien está predispuesto a dejarse impresionar. Lo difícil viene después. Cuando las primeras veces se convierten en el día a día y la mejor versión de ti deja paso a la real (esa que te da los buenos días con el pelo a lo afro y el rímel corrido).

¿Cuántas mañanas malas te imaginas que puede haber en 1 año de relación en pareja? Multiplícalos por 50 y tendrás una idea de los que significan 50 años de amor. 50 años de amor son muchas mañanas malas… seguro que sí! Pero también son muchas otras mañanas buenas, son sonrisas, charlas, paseos, hijos, llantos, horas de desvelo… Son viajes, lágrimas de alegría, de emoción y de seguir mirando hacia adelante. 50 años de amor son nietos.

Los abuelos de Lorena celebraban 50 años como marido y mujer y ella quería ‘regalarles’ algo especial, así que encargó a The godmother unas invitaciones para las bodas de oro y etiquetas para los detalles.

Os prometo que desde el primer momento en el que Lorena puso aquella foto de 1964 en mis manos, me enamoré… Me enamoré de la sencillez, de la elegancia y sobre todo de la complicidad que transmite.

Desde mi punto de vista no había mucho que hacer, la foto lo decía todo… Creé una sencilla imagen gráfica con sus iniciales y la fecha original del enlace y lo llevé todo a un tarjetón en el que solo puse lo que la foto me transmitía, 50 años de amor. Para no perder la esencia, troquelé el tarjetón a la vieja usanza, respetando la estética de la foto original. El resultado: una invitación de bodas de oro de lo más sencilla… pero ya se sabe, cuando la materia prima es buena, los adornos sobran.

Con San Valentín a la vuelta de la esquina me ha parecido buena idea recordar una de esas historias de amor que empiezan con un beso y duran eternamente. Señores y señoras cuiden a sus lovers porque quizás dentro de 50 años sea su historia la que esté impresa en un tarjetón de boda.