El día que descubrí a Rachel Castle, una explosión de color se produjo en mi interior. Yo, amante confesa de los tonos pastel, acababa de sucumbir a los encantos de los colores flúor, pero… ¿cómo no hacerlo?
Hay un refrán que dice algo así como que la curiosidad mató al gato. Bien, pues algo parecido me ocurrió a mí. No sé si lo he comentado en alguna ocasión, pero si no es así, hoy me declaro adicta a Pinterest. Cada minuto libre, ya sea en la cola del súper, en la sala de espera del dentista o mientras espero el café…no desperdicio ni un segundo, corro a Pinterest, pineo, repineo, ordeno mis tableros, mis pines, ojeo los de los demás…
Y en estas estaba el día que conocí a Castle. Alguien repineó una foto de su nueva colección y…para cuando quise darme cuenta, la curiosidad ya me había llevado a crear una carpeta con su nombre.
Esta diseñadora gráfica, australiana que ha pasado los últimos 20 años de su vida dedicada al mundo textil, me ha ganado. Castle fundó su propia marca en 2008 y desde entonces todos sus proyectos irradian buen rollito y colorido.
Ese buen rollito ha sido el que ha conseguido que me enamore perdidamente de su ropa de cama, cojines y láminas…
El día que descubrí a Castle, descubrí también los colores flúor, de los que había intentado escapar hasta entonces, y os aseguro que me estaba perdiendo algo GRANDE. Y no me refiero solo a lo bien que quedan en interiores…
Ya veréis la de cosas bonitas que os iré enseñando para bodas, bautizos, comuniones y fiestas 1000!!